Inaugurado en 1863, Estación Yungay de Ferrocarriles sirvió como combinación de cuatro líneas; los ferrocarriles de Valparaíso a Santiago, de Circunvalación, Yungay Barrancas y Túnel Matucana, por lo que fue la línea más importante del sector norponiente de Santiago y una de las más frecuentadas de Chile a comienzos del siglo XX. Fue conocido como “el triángulo de Yungay”.
El proceso territorial que el ferrocarril otorga a la ciudad, no solo es un tema de transporte, sino también, es un proceso de ciudadanía movilizada, y por sobre todo moderna. Es un encuentro constante de migración de la gran capital, y esto, es una de las características más importantes de ser un ciudadano empoderado, poder moverse en el territorio. Hay un poder educativo tremendo porque es un lugar de encuentro, no solo de relaciones entre trabajadores, sino de todos los ciudadanos de este país.
El tren y las estaciones son un símbolo de modernización, en este caso, en la Estación Yungay, se inaugura bajo el gobierno de José Joaquín Pérez.
Alrededor de este lugar se construyeron poblaciones ferroviarias. En lo que hoy se reconoce como Parque de Los Reyes, existía la Población Yungay, que en su totalidad eran familias ferroviarias que trabajaban en las estaciones y principalmente en diversos departamentos, tanto administrativos como obreros, eso indica que hay una instancia de inclusión e integración en la comunidad, y es en este ambiente en donde se crece y se realiza ciudadanía. Los espacios íntimos son parte del desarrollo político y público del Estado.
En 1905, bajo el gobierno de German Riesco, quien cometió el fomento de las emisiones monetarias, y causando especulación en torno al tema económico, se desarrolló una fuerte crisis económica. Esto, junto al proceso y problemas que ocasionó la llamada “cuestión social” en nuestro territorio, agudizaron las malas condiciones de vida de la población, provocando diversos estallidos de descontento social. El más importante en este proceso, fue el denominado “Mitin de la carne”, ocurrido el 22 de octubre de 1905, concentrando a más de 40.000 personas.
Su primera intención fue entregar un pliegue de peticiones al presidente, pero al no estar éste en La Moneda, se envió a un grupo a buscarlo a su casa particular. Riesco los recibió amablemente y conversó con ellos, guardándose el texto para estudiarlo después.
Mientras la multitud esperaba, empezó a correr un rumor: Riesco no estaba en Santiago, sino de paseo por las afueras de la ciudad. Esto fue la chispa que hizo estallar a la multitud: intentaron asaltar La Moneda y la casa de Riesco. Después de estos intentos fallidos, se dedicaron a asaltar locales y tiendas, matando a cualquier transeúnte que pareciese de clase acomodada. La policía nada pudo hacer y se tuvo que llamar al ejército que, entonces, estaba en las afueras realizando maniobras militares. Riesco llegó el día 24 de octubre, terminando con la revuelta tres días después. Resultaron 500 personas heridas y entre 200 y 250 muertas, además de los graves daños a la propiedad pública y privada causados por los manifestantes, síntomas de que, sin lugar a dudas, la cuestión social era algo que se debía tener en cuenta. Es en este contexto, que la Estación Yungay es quemada y poco a poco restaurada, hasta el terremoto de 1985, que prácticamente la derribó.